Tengo que iniciar este post contándoles
que, aunque a nadie le importe, soy de las personas que cuesta mucho que me
enojen, sin embargo cuando eso pasa, me pongo que no me aguanto ni solo! Una gran
amiga que me ha visto en ese estado, dice que cuando estoy molesto, me pongo “inmamable”,
aunque yo le he aclarado que aunque esté muy enojado, nunca caeré en un estado
de inmamabilidad, pero bueno, ese es otro tema.
El día de ayer, ocurrió uno de
esos episodios cuando, por razones que no vienen al caso, se me salió el chuky
y lo externé brevemente en un par de tuits.
Cuál fue mi sorpresa, y razón de
este post, que de inmediato y sin razón alguna, una total desconocida, todavía hasta
hoy, se ofreció desinteresadamente a ayudarme y escuchar…o leer las razones por
las cuales estaba que me llevaba la mas grande las p…
No le conté los detalles de mi
molestia, porque cuando estoy así, yo lejos de desahogarme hablando, aplico el
mute y me limito a hablar en monosílabos, “si”, “no”, “mmm” etc. Trato de no
decir cosas de las que me puedo arrepentir, eso es bueno. Pero me compro
algunos números para un infarto, eso es lo malo.
Pero ciertamente me impresionó la
buena voluntad de esta persona al tratar de ayudar a un desconocido para que no
se sintiera mal. Cuando le agradecí varias veces por ese gesto, me dijo que
para eso están los amigos, aunque sean desconocidos. Mas me desconcertó esta
actitud tan poco frecuente en estos días.
Hoy, ya tranquilo y sin
berrinche, me pongo a pensar, que pasaría si todos, o la mayoría hiciéramos esto
frecuentemente. Todos compartimos nuestras vidas con compañeros de trabajo,
clientes, amigos, familia y muy seguido vemos casos en que, por razones que
desconocemos, esta gente alrededor nuestro, esta triste, molesta o preocupada.
Que cuesta acercarse y decir “en que puedo ayudar”. Quizás no podamos dar nada
material, quizás tampoco podamos o tengamos que dar un consejo, pero al menos
tenemos 2 orejas para sentarnos frente a ellos, o al otro lado del teléfono, o
al otro lado de tuiter y sencillamente escuchar todo lo que esa persona tiene y
necesita decir. Estoy seguro que haríamos mucho bien solo con eso, con
escuchar.
Habrá gente amargada, (como yo
jeje), que aun con el ofrecimiento no hablamos, pero el impacto de saber que
alguien está dispuesto a escucharnos, solo porque si, hará que nos sintamos
mejor.
En un mundo cada vez mas lleno de
gente pero cada vez menos personal, gestos como estos son los que llenan el
tanque de energía y ganas de seguir adelante.
Y ya…